Vuelta a casa por...

Navidad 2008 en Asturias hasta el momento: visita al Centro Niemeyer de Avilés pensando que estaba inaugurado... lo que habían inaugurado era el inicio de las obras. Frío. Extracción de una muela del juicio; no de dos, como había planeado, porque después de la sangría que fue triturar y sacar la primera dejaremos la otra inferior -y última, menos mal- para fastidiar otra Navidad. Frío. Cena de Nochebuena con antibiótico y antiinflamatorio, pero dando buena cuenta de las vierias, las ostras, la merluza y el pavo. Visita posterior a Uría 24, ineludible: en esa casa aún queda mucha magia navideña. Frío. Comida de Navidad en La Venta del Jamón, donde la muela volvió a rendirse a la evidencia gastronómica. Andaba por allí el presidente del Sporting celebrando en familia, con una pinta estupenda, como el equipo, parecía que estábamos en 1987 en el restaurante El Trole. Frío. Tíos, primos, sobrinos... esta época sigue siendo la mejor para reencontrarse con todos y ponerse morado a yemas, glorias, duro, blando, suchard, mazapanes, etc.

En fin, nada nuevo, como debe ser en Navidad, pero me estaban presionando para poner algo en el blog... voy a ponerme los calcetines que he dejado en el radiador y a meterme en la cama.

Uma oração a Sao Francisco

Así te roban -en este caso, te intentan robar- la cartera en Salvador de Bahía, durante O Dia do Samba:

Te tomas un par de caipirinhas delante del escenario y todo el mundo te sonríe alrededor, rápidamente haces amigos. Al rato, te dicen que hay otra zona para tomar algo, y te dejas guiar hacia una calle de ésas atestadas en las que vas con los pies en el aire. De repente, notas que alguien te mete en uno de los bolsillos de atrás. Te giras hacia tu derecha y dices: "Eh, eh, eu non tenho nada, ¿qué haces?". En ese momento, un chavalete te agarra y levanta el brazo izquierdo; otro, el brazo derecho. Y el que te metió primero la mano en el bolsillo de atrás y un cuarto compinche buscan entonces impunente en todos los bolsillos con total tranquilidad, sin que puedas alcanzarlos al tener los brazos inutilizados. Forcejeas y te sueltas en un par de segundos, pero ya es demasiado tarde. El de detrás ha sacado un papel de tu bolsillo: el folleto de la igrejia Sao Francisco que has vistado por la mañana. El pillo lo mira incrédulo.

- Ves, te dije que eu non tenhia nada.

Pernambuco

Varias anécdotas que contar y poco tiempo. Quizá a la vuelta. Pero resumo: estoy en Porto de Galinhas, estado de Pernambuco, al sur de Recife, a donde he volado esta mañana desde Salvador. Como no quiero dar envidia a nadie, no pongo los links de los dos hoteles en que me quedé ayer y el de hoy. Pero bueno, mientras escribo esto estoy oyendo el Atlántico, que está a unos 50 metros de la terraza. Entre la playa y el bungalow sólo hay un campito de fútbol de arena.

Bahía

Primer post desde el otro hemisferio. Después de dormir como un bendito en el avión -gracias, American, por ponerme en primera- desperté sobrevolando la bahía de Bahía. Pasé inmigración más fácil que en Barajas y después nos metimos en el tráfico mañanero para cruzar la ciudad hasta Pelourinho, que viene a ser el casco histórico de Salvador.

Escribo desde el hotel Pestana Convento do Carno, un convento del siglo XVI recién remodelado en lo alto de la colina de Pelourinho. La primera sensación en la hora y media que llevo en Brasil es que aquí a la gente le va bastante mejor que en Colombia, por ejemplo, y muchísimo mejor que en Centroamérica. La ciudad parece bien organizada y no está descuidada. La polución por el tráfico no es tanta. Eso sí, se ven muchas barriadas muy humildes como en cualquier ciudad latinoamericana y las diferencias sociales son también muy grandes. Pero bueno, aún no he visto nada. En un ratito salgo de tour por la ciudad.

Ya he llenado el lavabo, pero no veo bien para dónde gira el agua al irse por el desagüe.

Efecto Coriolis

Si hay alguien que siga un poco este blog, quizá le parezca que viajo bastante. La verdad es que esta año he tenido la oportunidad de pasearme por unos cuantos países que no conocía de América Latina, una deuda que tenía pendiente.

De todos modos, aunque siempre he tradado de moverme, nunca he estado en el otro hemisferio, así que sigo siendo bastante pardillo en esto de los viajes. Lo más al sur que he estado en mi vida ha sido Medellín, aún al norte del ecuador... hasta esta noche.

Mañana amanezco en Salvador de Bahía, Brasil. Así que por fin podré comprobar que el agua se va por el desagüe dando vueltas hacia el otro lado.