Hombres G en Miami Beach

Lo que viene siendo hacer el ridículo en un karaoke. Dos españoles y dos mexicanos. (En realidad sólo quería probar cómo se ve un vídeo en el blog...).

Muhammad Yunus

Ayer vino a Miami el Nobel de la Paz, el de los microcréditos, el banquero de los pobres. Se vino a que lo agasajaran los millonetis de Coral Gables y Coconut Grove. Casi me atropella un Maserati a la entrada del hotel. Lo escuchas hablar y el hombre parece el más bueno del mundo. Bueno, es un Nobel de la Paz, debería de andar por ahí arriba en la lista de buenas personas y tal.

Y el tío, como quien no quiere la cosa, en la rueda de prensa a cuatro gatos que estábamos allí, soltó la frasecita: "El crédito debería ser un derecho humano".

Vinnie Colaiuta

Concierto de Sting un verano de... uf, vamos a poner 1993, con muchas dudas, porque Google no me ayuda, aunque dice que hubo uno en el Molinón en junio de 1991. Éste fue en el pabellón que hay detrás del Molinón, así que igual es el mismo.

En aquella época iba a muchos conciertos. Llegaba pronto, para estar delante. Esperamos un rato largo sentados en el suelo del polideportivo. Si hubo teloneros -que seguro que los hubo-, no me acuerdo de ellos. Salió Gordon Matthew Thomas Sumner, se tocó unas cuantas suyas y unas cuantas del grupo que le hizo millonario. Se quitó la camiseta a la cuarta o quinta canción. Automáticamente se desmayaron dos chavalas en primera fila a las que sacaron en volandas los de seguridad por el escenario.

Terminó el conciertazo y, mientras todo el mundo le gritaba a Sting, el amigo Ignacio Valencia se fue hacia un lado del escenario, cerca del batería. Llevaba Ina todo el concierto diciéndome que el batería era un genio, quizá el mejor del mundo, que era alucinante lo que hacía, etc... Yo no sólo le creí -había que creerle: a Nacho Valencia, con 16 años, se lo rifaban para tocar la batería por todas partes-, sino que se me quedó grabado el nombre para siempre: Vinnie Colaiuta. Y nunca lo había escrito ni visto escrito, hasta hoy en Google. Y acerté a la primera con el nombrecito. Y en su web acabo de ver su discografía, que es simplemente ridícula, con cientos de colaboraciones con un montón de genios.

Y cuando el próximo 10 de julio vaya a ver a The Police, aunque el batería será Stewart Copeland -que para eso formó uno de mis tres grupos preferidos-, me acordaré de la sonrisa del fenómeno de Ina volviendo del escenario con las baquetas de Vinnie Colaiuta.

Momento preciso

Lo que es estar en un sitio en el momento preciso. Resulta que ayer me entero de que el colegio Los Robles, donde pasé así como la mitad de mi vida, decidió dar unos premios. Y uno de los premios le cae a José María García. Y justo se entrega el premio pocos días después de la tremenda polémica por la entrevista no-emitida-más-vista de la historia de la televisión española, la del Loco de la Colina. Y Butanito suelta una primicia en la entrega de premios... Y Los Robles, y la banda que tengo por casa en algún armario, en todos los medios a nivel nacional.

Los bajos de los baños

Es que llevo casi tres años en los USA -sin contar el corto periplo del 99- y sigo sin acostumbrarme. Aún no entiendo por qué carajo las paredes y puertas de los baños de este país no llegan hasta el suelo. Que no lleguen al techo, como se ve algunas veces en España, pues ya me molesta, pero menos. Pero lo de verle los zapatos al de al lado mientras... lo llevo fatal. Pero mal, mal. Y para colmo, muchos tienen además una rendijita entre la puerta y la "pared", suficiente para ver de dentro a fuera, y de fuera... a dentro. Terrible.