Durban
Durban, 7 de julio de 2010. Este día ya no se me olvidará nunca. Después de dormir 11 horas y recuperarme del palizón de viaje desde Miami con escalas en Nueva York y Johannesburgo, arrancó un día de esos en que todo sale perfecto, en que estás todo el rato en el momento y lugar exactos en que hay que estar.
Sin tener ni idea de dónde ir a comer, nos paramos en una terraza mirando al Océano Índico donde comimos unos langostinos, unos filetes de un pescado con textura de sepia, mejillones, calamares... todo buenísimo, así sin querer, cuando nadie hubiera apostado un duro a que íbamos a comer decentemente.
Siguió la cosa con la recogida de las entradas en el hotel de la FIFA. Típico momento en que vas con miedo a que el sobre con tu nombre no esté y, a cuatro horas del partido, ponte a buscar al contacto que las consiguió... Efectivamente, no había entradas. Llamada al contacto, no contesta. Último cartucho: "Barbara, nos dijeron que preguntáramos por Bárbara". "Ah, Bárbara ya se ha ido... Espera, ahí vuelve". Bárbara, jefa de protocolo, se había olvidado algo en la oficina y en esos 30 segundos que pasó con muchísimas prisas en la sala sacó del bolso un fajo de entradas alucinante "que le sobraban" y nos dio tres VIP para el palco.
Llegada al estadio Moses Mabhida, que si ya me parecía una preciosidad, el más bonito del Mundial, ahora me parece una obra de arte. Cruzamos las entrañas del estadio, ascensor para arriba, para abajo, tres o cuatro controles de seguridad hasta la sala VIP, enorme, un montón de gente. Me tomo un sprite, voy al baño, salgo hacia las gradas y, en la puerta de la sala están entrevistando a la Reina Sofía que, acaba la entrevista y se pone a saludar a los españoles que estamos allí mismo. Vamos, que casi vino ella a darme la mano mientras yo pensaba qué decirle o qué gesto hacer, lo que se quedó en un timidísimo "mucho gusto majestad" mientras bajaba la cabeza, tan tímido que estoy seguro que ni me oyó.
De ahí al asiento, casi abajo del todo, justo al lado del túnel de vestuarios y detrás del banquillo de España. Momento despliegue de la bandera de Asturias, que ya vio Villa al acabar el calentamiento cuando se metía para dentro. Pero arrancó el partido y una amable empleada de la FIFA me dijo que en esa zona estaba prohibido sacar banderas. Le digo que sí, que la quito, pero la dejo sobre la tela que cubría las dos filas de asientos de debajo que separaba la zona vip del resto. Veinte minutos después volvió a pasar la misma mujer: "Second time. I am going to confiscate this". "No, no, no, sorry. La quito, la quito". Escondo la bandera, único semi mal rollo del día, pero seguimos dándole un baño a Alemania.
El partido lo visteis todos. Hasta el gol de Puyol, que grité como en mi vida, dando saltos, sacando otra vez la bandera, euforia total en la primera fila del palco. Cuando me voy a sentar, miro para atrás y tengo a todo el mundo mirándome, como alucinando de que pudiera estar liándola tanto en el palco de autoridades.
Pitido final y corriendo para abajo cuatro filas, pegado al túnel, justo un poco más arriba de donde entrevistó la Carbonero a Villa mientras yo enseñaba a corear a unos mexicanos el "Illa, illa, illa. Villa maravilla". El Guaje volvió a ver la bandera y saludó más contento que otra cosa.
Ya en la calle, esperando a la furgoneta que nos tenía que llevar al hotel, saludo a un grupo de señores que traían pañuelico rojo al cuello. "Vaya día de bueno de San Fermín hemos pasado, ¿eh? ¿Vienen ustedes de Pamplona?". "Algunos, me dice uno. Pero les hemos traído pañuelicos a todos". Que si yo viví 9 años en Pamplona, que si no me digas, que si mi hija también es periodista... claro, Patxi Izco, ¡el presidente de Osasuna! "Sí, yo soy. He venido como directivo de la Federación Española. Volamos ayer en un avión de las Fuerzas Armadas con la Reina, se ve que la Casa Real quiere estar de buenas con la Federación". Y así unos veinte minutos hablando de Navarra, Osasuna, la Barcina, la Universidad... qué majo Patxi.
Ya no quedaba ni blas por allí y no llegaba la furgoneta. De repente nos avisan de que están al otro lado del estadio, caminamos de nuevo por la entrada principal y nos encontramos, allí solo, fumando un cigarro, a Luis Aragonés. Saludo, foto...
- Hoy sí le habrá gustado España.
- A mí siempre me ha gustado. Lo que pasa es que uno dice lo que ve. Y luego lo que uno dice y lo que escriben no es lo mismo. Pero la verdad, hoy han hecho 30 minutos en la segunda parte impresionante, presionando, muy bien.
- ¿Ganaremos a Holanda?
- Yo creo que sí. Pero no va a ser fácil.
- Si nos dicen hace 10 años que íbamos a vivir esto...
- Sí, pero este equipo es muy bueno, muy bueno. Y ahora España tiene otro estilo, es otra cosa.
- ¿Y por qué hasta la Eurocopa no jugábamos así?
- Porque nadie les había dicho que había que jugar así...
Y así empezó una charla de fútbol con Luis Aragonés que se alargó al menos diez minutos, cuando un rato antes estábamos riéndonos con la gente de la Federación de que El Adversario lo había llamado en Twitter "Luis Amargonés"...
Ya de vuelta al hotel allí estaban Maldini y Michael Robinson, entre otros, majísimos los dos. Buen rollo por todas partes y celebración comedida, tranquila, porque nadie sabía dónde ir, es miércoles en Durban y todavía tenemos que ir a Johannesburgo.
Eso sí, Durban ya no nos lo quita nadie.
8 Comentarios:
Qué planazo Rafa.... Pues yo vi la bandera al principio del partido y le dije a Paty un poco de coña: "anda mira, una bandera de Asturias, seguro que es Rafa"... y mira tú por donde... Espero que nos des la misma suerte en la final.
jodé, rafa, qué nivel!
...a ver si cuentas en otro post "el proceso", el momento en el que dices: "me voy a Sudáfrica".
abrazo y a seguir disfrutando!
Qué sonrisica se me pone leyéndote esto...
Quéguay, Rafica.
Spenge?
Me desperté pronto el domingo, después de dormir sólo 4 horas, para ver a Nadal. Durante el partido empecé a mirar vuelos. 16 horas después conseguía confirmar uno después de hablar con las oficinas de South African Airways en Tokyo, y más tarde con las de Johannesburgo, cuando abrieron su lunes a las 6 am. Hora y media después de confirmar el vuelo salí hacia el aeropuerto de Miami, madrugada del domingo al lunes, sin dormir. Miami, Nueva York, Johannesburgo, Durban. Unas 26 horas. Del martes al miércoles dormí 12 horas, fresquito para el partido. Ayer, después de la emoción, no me pude dormir hasta las 6 am.
Qué maravilla, Rafica.
Y qué envidiaza.
Sigue contando cosicas.
Muax
buah, cómo te admiro. Qué temple y autocontrol hay que tener para montar (y que salga bien) ese gazpacho de vuelos y aerolíneas.
La que liamos nosotros anoche con una parecida. Para la próxima te llamamos.
Iba todo bien hasta hoy, cuando me han dicho que no me pueden conseguir ticket para la final. Día de crisis total.
Leer esto unos días después, con perspectiva, o sin ella, es la hostia.
Qué grande, hermano!!
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