Holocausto y Boy Scouts

El sábado me fui con Pete Frost al museo del Holocausto. Había estado hace cinco años, pero la verdad es que me apetecía repetir la visita al museo más popular de la ciudad en los últimos años. El de Ciencia y el Espacio tiene más visitantes, pero todo el mundo habla de la experiencia en el del Holocausto.

Efectivamente, impresiona. Y ya sabemos todos las razones. Aunque impresiona menos cuando te pasas el día esquivando críos en pantalón corto con pañuelito y gorra de Luisiana, California o Colorado. Sí, la capital se petó el fin de semana de Boy Scouts. La convención anual nacional, o algo así. Las similitudes entre los uniformes de los juventudes nazis y los que me rodeaban... en fin, no voy a seguir por ahí, que seguro escribo algo fuera de lugar.

Total, que sales de allí un tanto hecho polvo con imágenes terribles en la cabeza, pero a la vez pensando en otros holocaustos que no tienen museo. Y en otros museos en los que no hay que esperar tres horas para entrar porque están medio vacíos. ¿Por qué el éxito de este?