Lakefront

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lunes, agosto 28, 2006

Katrina

Acabo de terminar otro reportaje con fotos del aniversario de Katrina en Nueva Orleáns. Deprisa y corriendo, porque estamos en alerta de huracán, Ernesto, y hoy no hubo manera de trabajar con tranquilidad. Pero bueno, espero que haya quedado presentable.

domingo, agosto 27, 2006

En casa del herrero

27 de agosto de 2007. He comprado hoy, por primera vez en mi vida, un ordenador. En concreto, un portátil. Hasta ahora, todas las decenas de computadoras que he manejado desde principios de los 90 eran de: mi prima, mi colegio, la academia de inglés, la uni, el colegio mayor, un periódico, algún compañero de piso, mi tío, el trabajo de un amigo, una tienda donde venden ordenadores, una sala de prensa, bibliotecas, otra uni o mi trabajo.

Básicamente, no sé qué es un antivirus. Soy un completo ignorante en todo lo que tenga que ver con hardware, sistema operativo, etc. Aunque me paguen por manejar mejor que la media una serie de programas y me dedique "al Internet". Esto, por fin, comienza a entenderse, que trabajes todo el día publicando cosas en una web, o des clases de cómo hacerlo, pero que no sepas cómo arreglarle el ordenador a tu sobrino. Gracias a Dios, porque hace cinco años a la mayoría de la población le parecía incomprensible, se enfadaban porque no querías ayudarles a instalar una impresora y cosas así.

En fin, que tengo aquí al lado desde esta mañana una caja que pone Sony fuera y no pienso abrirla hasta que se la lleve mañana al informático del curro.

domingo, agosto 13, 2006

Oh when the saints...

Dentro de 7 horas sale mi avión del que antes era el Aeropuerto Internacional de Nueva Orleáns (desde Katrina sólo hay vuelos nacionales) a Miami. Y entre medias, tengo que dormir algo, así que no me voy a enrollar.

Llevo tres días haciendo fotos y tomando notas para un especial "Un año después de Katrina". Me junté con un pedazo de cámara y una gran productora del network (del canal nacional de Univisión) para aprovecharme de sus contactos y sus localizaciones por diferentes barrios de la ciudad. Ellos se quedan más días, pero yo, por desgracia, me vuelvo a casa.

Y me vuelvo con una idea diferente de lo que ocurrió realmente en Nueva Orleáns las semanas después de Katrina, pero también con una idea diferente de lo que es este país. Siempre he sido crítico con la dejadez por lo público, con que no haya aceras en las ciudades o se las coman las malas hierbas, y con que en la calleja detrás de mi casa -en pleno barrio Art Decó de Miami Beach, destino turístico mundial- haya más mierda que en el peor barrio de la cuenca minera asturiana.

Pero lo de Nueva Orleáns no tiene nombre. Hoy íbamos conduciendo por un barrio cualquiera -clase media- y nos encontramos con media docena de casas de madera incrustadas contra un grupo de casas de ladrillo. En medio de montones de escombros y basura. Rápidamente nos dimos cuenta de que aquellas casas no sólo no se habían movido, sino que no estaban en su barrio. Al lado había una zona de prado y después un canal. Después de hacer las fotos pertinentes, una calle más allá nos encontramos con los únicos que habían vuelto a vivir de todo el barrio... en un trailer frente a su antigua casa. Les preguntamos por las casas que acabamos de ver. "Giren a la derecha, pasen el puente y dos manzanas más allá verán los cimientos de esas casas".

Efectivamente, las casas de madera, esas tan monas con porchecito que aparecen en todas las películas, habían sido arrancadas de sus cimientos (por llamarlos de alguna forma), habían flotado por encima del canal y se habían emprotado contra sus vecinos.

Pero es que eso pasó hace un año, y sigue tal cual. Y así, decenas de miles de viviendas. En tres días sin parar de pasar por barrios de la ciudad habré visto no más de 20 cuadrillas trabajando. Al ritmo que van, no acaban nunca. Nueva Orleáns no se está reconstruyendo. Eso es mentira. O no es verdad, como decía mi abuela. Ojo, Nueva Orleáns, la cuna del jazz, Mark Twain, Faulkner, el Mississippi y todos esos rollos, una de las ciudades más importantes de todo el sur del país. Que no estoy hablando del Chad, ni de Belize o Guatemala. Un año ya. Coño, por lo menos que limpien y lo dejen pa prao...

jueves, agosto 10, 2006

New Orleans

Acabo de dar un paseo por el French Quarter, mientras se hacía de noche y salía la luna, llenísima y naranja como un pomelo, por la otra ribera del Mississippi. Después de subir una calle para llegar al río (me lo habían contado y no lo entendía hasta hoy, como en Nueva Orleans hay unas calles desde las que ves los barcos ahí arriba, en lo alto de la cuestita), me paré a charlar en el Moon Walk con Don Herbert, "apellido francés".

Don dice que lleva 60 años viviendo en el French Quarter.

"Nueva Orleáns nunca ha estado tan mal como ahora", asegura. "No están haciendo nada. El Gobierno, el alcalde... no están haciendo nada. Va para abajo. Y aún será peor".

"Los negocios no se sostienen. Muchos se han ido ya. El turismo tampoco viene porque muchos hoteles han cerrado".

- Pero están organizando muchas convenciones y congresos para ayudar a la ciudad, le digo.

"Sí, pero la gente no viene. Invitan a 17 mil y vienen la mitad. La gente no se siente segura. El que ha estado antes no quiere volver".

Don tenía una negocio de tours turísticos por la ciudad. Lo tuvo que cerrar tras Katrina. Me asegura que el French Quarter -el barrio turístico, el "casco antiguo"- es la parta más alta de la ciudad. No le llegó el agua, pero durante unos días fue una isla.

"El día que el agua entre en el French Quarter, Nueva Orleáns desaparecerá", me dice. "Y en cuanto venga otra tormenta, que vendrá este año, los diques se volverán a romper y la ciudad volverá a inundarse".

Le sigo preguntando a Don las típicas preguntas de reportero poco inspirado, que si ve la ciudad muy cambiada, que si los negocios, que si el apoyo de las administraciones... me contesta, educadamente, incluso con detalles y avisos.

"La delicuencia va a subir. Ya ha subido. El French Quarter es peligroso. Por la noche, ten cuidado. Ven esa cámara que llevas, y ya saben que eres turista, y pueden ir a por ti", me va contestando como pensado en otra cosa.

Y de repente, tras un silencio, no me deja hacerle la siguiente pregunta fácil. Habla él.

"Aquí en este paseo nos juntamos en Año Nuevo. En esa torre suben a un niño, como en Times Square", y se gira hacia al Mississippi. "Y desde el río se lanzan fuegos artificiales el 4 de julio".

- It has to be really nice...

"It used to be. Now, who knows what´s gonna happen".

- Uhmmm.

"Is it your first time in New Orleans?".

- Yes, my plane just arrived.

"It´s a pity".

Casi mil goles



El que mejor vive de todo Miami. (El de la izquierda).