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martes, mayo 27, 2008

Guatemala

volcan_pacaya

Este fin de semana largo -era fiesta el lunes en Estados Unidos- me escapé a Guatemala, que está más cerca de Miami que Nueva York, por ejemplo, pero entre una cosa y otra acabas viajando más dentro del país.

Guatemala es el país más pobre en el que haya estado nunca. Tampoco es que haya viajado mucho al tercer mundo, también es verdad. Los paisajes son impresionantes: en pocos kilómetros se pasa de la selva tropical a bosques de coníferas que te parece que estás en centroeuropa. O de robles, y parece aquello Asturias.

En tres días he visto lo básico menos las ruinas mayas de Tikal, que están a tomar por saco. De la capital fuimos al lago Atitlán -tres horas para 140 km sin una sola recta ni tramo plano-. Dicen que es el lago más bonito del mundo, rodeado de tres volcanes. Paraíso de los hippies en los 60 y 70, aún hoy queda alguno de San Francisco que se fue para allá hace 40 años y nunca se fue.

Chichicastenango, a otras dos horitas por otra carretera que hace parecer la subida a los Lagos de Covadonga una autopista, tiene el mercado de artesanías -y de todo- más divertido que haya visto nunca.

Antigua, capital de Guatemala hasta mediados del s. XVIII, es una maravilla de ruinas que sobrevivieron a erupciones volcánicas, terremotos e inundaciones.

Desde allí subí al volcán Pacaya, donde puedes caminar por el campo de lava, por encima de lava solidificada mientras pocos metros por debajo de ti y a los lados corren ríos de lava y te asas mientras un rato antes estabas muerto de frío a 2,200 metros en la montaña. Me quedé sin un par de zapatillas -se fundió el pegamento de la suela, no es broma-, pero no pudo merecer más la pena.

Y la última noche, en la Ciudad de Guatemala. Llegamos de noche y fuimos a cenar a las 10 al centro, al lado del Palacio Presidencial y de la catedral. Ni un alma. Una ciudad de más de cuatro millones de habitantes donde pasas kilómetros de calles sin ver a una sola persona. En el centro no hay ni coches aparcados. Sólo persianas metálicas echadas. En cuanto cae la tarde, todo el mundo huye de allí. Dicen que es una de las capitales más peligrosas de Latinoamérica. Desde luego, el centro daba miedo.

fuego_zapatilla
El pantalón de Héctor, el guía, ardiendo.

3 Comentarios:

At miércoles, 28 mayo, 2008, Anonymous Anónimo apunta...

guau rafa!
no me extraña lo de las bambas...
pobres guatemaltecos
cuanto tiempo sin oir chichicastenango!

 
At viernes, 30 mayo, 2008, Anonymous Anónimo apunta...

este fin de semana largo me escapé a Guatemala...

tú no sabes dónde vives ya, o cómo va esto???

Ponte DIADEMA de futbolista!

 
At viernes, 06 junio, 2008, Blogger Ander Izagirre apunta...

Impresionante, Rafa. Fotos incendiarias, pardiez.

 

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