Enrique

El chaval de la gorra es un fenómeno. Lo he visto en dos conciertos conjuntos y en los dos se llevó de calle al público, femenino y masculino. Ayer hacía un frío del carajo en Tampa hasta que salió el crack, se puso a interactuar con el público, a subir gente al escenario, a poner nerviosísimos a los de seguridad saltándose el protocolo cada canción... y hasta se tomó un vodka diciendo que lo prefería a una Pepsi, sponsor del concierto.

Supongo que el tener mil cámaras encima desde el minuto 1 de tu nacimiento te convierte en un ser raro, porque luego hablas con él y es la mar de majo, pero se nota que vive en su mundo, que está en otro rollo y no es un chaval normal. Pero también ese entrenamiento desde la cuna lo ha convertido en uno de los personajes "mediáticos" más profesionales que haya conocido. Un monstruo del espectáculo.