Lakefront

Asturias - Chicago - Washington - Miami - ?

jueves, enero 31, 2008

$5 para desayunar

Ya estoy en Phoenix. He llegado al hotel, me he acercado al media center para recoger mi credencial y he vuelto al hotel a trabajar un poco. Shuttle para arriba y para abajo, todo bastante bien organizado por la NFL.

A lo que íbamos: parte II del vuelo cancelado. Llego esta mañana a las 7:30 al aeropuerto. Me quejo al sacar la tarjeta de embarque otra vez por el lío del día anterior... y la tía me da un vale de American Airlines de $5, para desayunar. Así es, señores. A uno le hacen perder cinco horas un día, le dejan sin maleta, le meten en un vuelo al día siguiente que no es directo... y lo arreglan con un vale de cinco dólares, que a día de hoy son 3,35 euros.

El vuelo de hoy salió puntual de Miami, pero aterrizó una hora tarde en Dallas. Después de correr de una terminal a otra cargado con las cámaras, portátil y demás aparatos, llegué al enlace cuando estaban cerrando las puertas del avión. De milagro. Eso sí, contra todo pronóstico, mi maleta estaba en el aeropuerto de Phoenix.

miércoles, enero 30, 2008

Vuelo cancelado

Esta noche tenía que estar en Phoenix, Arizona, y sin embargo estoy en mi casa mientras mi maleta anda perdida por algún aeropuerto del país. Me han cancelado el vuelo, sin previso aviso ni retraso, justo cuando pensaba que iba a embarcar, con la bolsa ya facturada, camino del SuperBowl.

Los minutos y horas siguientes a la cancelación de un vuelo son de lo peor que le puede pasar a una persona viva. Por supuesto, la compañía no soluciona nada. Tienes que ser tú el que se busque la vida, lograr que alguien te atienda -tarea de heróica paciencia-, comunicarles que te gustaría llegar al lugar de destino en algún momento, que para eso habías pagado un billete y te ibas a montar en un avión... Es alucinante la impotencia que puede llegarse a sentir. Y da igual que la armes o no, a ellos se la suda. A los que se ponen muy muy pesados les dicen que pongan una reclamación y pista.

Al respecto de este asunto me he enterado de algo nuevo. Como casi nunca facturo equipaje, en previas cancelaciones no había experimentado la putada que supone que, una vez facturada la maleta, no vuelve a salir, no te la devuelven aunque el vuelo se haya cancelado. Es decir, tú no vuelas, te tienes que ir a casa y esperar hasta el día siguiente, pero la maleta -que tampoco vuela, "porque no hay ningún vuelo hasta mañana"- no te la dan.

En teoría la maleta estará en Phoenix cuando yo llegue allí. No saben si volará conmigo o no, pero me aseguran que estará. Me juego 200 a 1 a que no aparece y me paso un par de días esperándola. Informaré al respecto.

[Por cierto, la cancelación del vuelo me ha permitido echar la pachanga indoor de los miércoles y encontrarme allí con Xavi Arias, un fenómeno con el que jugaba al basket en la universidad en Pamplona, llevaba al menos ocho años sin ver y que no tenía ni idea que vivía en Miami. Nos hemos quedado a cuadros al vernos uno al otro. Casualidades de la globalización.]

miércoles, enero 23, 2008

Boston

Me lo dejé sin ver. Entre lo pronto que anochece ahora, el frío, el viaje hasta el estadio domingo, trabajo posterior... no hubo tiempo para darse un paseo por la ciudad. Sólo para tomarse algo en el segundo bar más antiguo del país, según dicen, en Charlestown, un barrio al norte del centro, cruzando el río.

Eso sí, desde los taxis la ciudad es preciosa. Y en primavera y otoño tiene pinta de ser espectacular. Habrá que volver.

domingo, enero 20, 2008

Foxboro, MA

Estoy sentado en el press box del Gillette Stadium, la casa de los New England Patriots. Normalmente paso los partidos abajo en el campo con una cámara de vídeo o de fotos, pero esta vez no nos consiguieron credencial de fotógrafo. Casi mejor: en el campo están a -7ºC y se me han puesto literalmente moradas las manos grabando por la mañana en los aledaños del estadio.

El partido es ni más menos que la final de la conferencia Americana. Los Patriots vienen de ganar todos los partidos esta temporada -17- y si ganan hoy y el Superbowl dentro de dos semanas, harán la segunda temporada perfecta de la historia. Este año ya han batido todos los récords en ataque.

El estadio está en Foxboro, a unos 50 km de Boston. Ayer por la noche di una vuelta por la ciudad, pero no puede ver mucho. A ver si mañana aprovecho un poco y me doy un paseo, que lo que he visto es muy muy bonito.

Por cierto, están empezando a caer copitos de nieves contra el cristal de la sala de prensa. En las gradas, todos de pie para aguantar mejor el frío.

jueves, enero 10, 2008

Indoor soccer

Ya lo hemos conseguido, por fin. Después de un par de meses de apariciones esporádicas por el Midtown Indoor Soccer Stadium, los jóvenes españolitos de Miami Beach nos hemos comprometido para jugar todos los miércoles a las 8 p.m., que falta nos hace un poco de ejercicio.

Cinco contra cinco, césped artificial y en una "jaula", sin esquinas, donde el balón no sale nunca y con las porterías empotradas en una red. Sólo es fuera si pega en la pared por encima del contrachapado lateral, que llega hasta metro y medio, más o menos. Se meten, fácil, entre 35 y 50 goles en una hora entre los dos equipos. Aunque confío que la cifra vaya bajando según pillemos un poco más de nivel.

indoor_soccer

miércoles, enero 09, 2008

Pero qué maja Belén

Miniventaja de vivir en el extranjero: el relativamente fácil acceso a personalidades o famosos españoles cuando te los cruzas por ahí.

Ayer vino a Miami Belén Rueda con su Orfanato. Vio la película, contestó preguntas a las menos de 100 personas que había en la sala, posó y firmó, y se quedó luego charlando tranquilamente a la puerta del cine sin que casi nadie reparara en ella. Hablamos de los bufones de la costa de Llanes, de sus hijos y del ratoncito Pérez... más maja que las pesetas. Había tan buen rollo que me dio palo hacerme una foto con ella, como que no procedía. Y en realidad a eso había ido, para ponerla aquí, que la chica me gusta desde el VIP noche, pero bueno.

domingo, enero 06, 2008

Agujetas... las de Obama

Ayer, que no tenía mucho que hacer, corrí un poquito por la mañana -muy, muy poquito- y jugué al baloncesto por la tarde -mucho, y con unos chavales negros muy largos-. Yo creo que si me hubieran dado una paliza todos los chicos del barrio a la vez, me dolería menos el cuerpo de lo que me duele ahora mismo, que hago clic en el ratón y siento hasta las pestañas.

Y es que este domingo me tocaba trabajar, siguiendo las primarias, donde sigo alegrándome por Obama. Lo que está haciendo este hombre es increíble. Cuando yo aterricé a Chicago en 2004, él era senador estatal de Illinois. Era la estrella del lugar y se estaba presentando para el Senado de Washington. Ganó, me tocó verlo en acción en la capital y sólo dos años después está empezando a comerse a Hillary. Muchas esperanzas puestas en que cambie este país con este hombre. A ver.

viernes, enero 04, 2008

Pau y Colate

Pues nada, estoy terminando mi primera jornada laboral de 2008. La mañana, borrando e-mails. La tarde, arreglando desperfectos. Vaya semanita -de un día- he tenido...

Ayer volé Asturias-Madrid-Miami. Asturias está el doble de lejos de Miami que Madrid. No estoy exagerando: el doble. Así que los que vivís en Madrid, que sepáis que estáis a mitad de camino entre Estados Unidos y la periferia ibérica. Y así, igual hasta un día hacéis una visita.

Chascarrillo del viaje: en business viajaban Paulina Rubio -debajo, pero debajo, de unas gafas de sol- y su esposo. Al llegar, coincidí con ellos en el control de inmigración, justo detrás en la cola. Se pasaron 20 minutos hablando con el señor agente para, al final, pasar a otra habitación, al cuartito, me pareció, donde el interrogatorio se pone serio. Y ya no supe el desenlace del asunto.

Por cierto, Paulina no es tan baja como dicen por ahí. Iba sin tacones y no estaba mal de altura.

martes, enero 01, 2008

Balance navideño

En poco más de 24 horas estaré de vuelta en Miami. Han sido casi tres semanas de vacaciones. No había estado tanto tiempo seguido sin trabajar desde el verano de 2004.

Salvo una escapada de día y medio a Bilbao, y el fin de semana de jetlag en Madrid, no me he movido del centro de Asturias.

Han sido días de viejas amistades y de revitalizar lazos de todo tipo; de coches prestados y de aperitivos de 2 a 4. Días de bufanda a cuadros, pero no de guantes, que había que dar la mano cada cinco minutos. Más días de vinos -y sidras- que noches de copas, pocas.

Primera Navidad en la treintena. No conozco a casi nadie que haya salido de bares o a alguna fiesta multitudinaria en fin de año. En cambio, teniendo autobús para volver de la espicha de los compañeros del colegio, alguno se volvió en coche después de mil Laiker para no llegar tarde a reunirse con su mujer e hija. Algún otro, ni pudo ir.

He salido de marcha, marcha, el mismo número de veces que he ido a que el fisio me arreglara la espalda: tres. En cambio, me he metido entre pecho y espalda unas diez comilonas, fácil.

No me he cortado el pelo. No he cogido un solo tren ni autobús. Y me vuelvo con dos propósitos para el 2008. Si se cumple alguno, igual hasta lo cuento.